sábado, 7 de julio de 2007

Política, Religión y el Mundo Grecorromano

En el mundo grecorromano, “política” es un concepto que necesariamente vincula organización social y el logro de su bienestar general con la religión como un medio para lograr este fin. Además de aspirar a la consecución del bien común de su sociedad, este mundo busca lograr un fin mayor, que traspasa el tiempo histórico hacia otra dimensión. La existencia de este objetivo trascendente le otorga un sentido y fundamento a la presencia de esa sociedad. En el caso grecorromano, ese fundamento explica el predominio de su Estado y de su cultura sobre otras.En este capítulo, vinculando este pensamiento con el ideal cristiano, queremos proponer que la concepción aristotélica de la política podría constituir la base de lo que Alberto Hurtado denominaba “gran política” (1).

Se trata de una política que busca la trascendencia social, mediante la lucha por la justicia y la práctica de valores previamente establecidos por su comunidad, para la consecución de un determinado bien común.Se dice que la cultura griega es la base de nuestra sociedad occidental, ya que la primera generó un proceso que permanece y caracteriza a la segunda. Lo denominaremos “individuación”, fenómeno que abarcó todos los ámbitos de la vida del hombre. En un momento determinado –gracias a la acción principal de los poetas y los sabios- en la sociedad griega se generó un proceso que permitió a cada individuo tomar conciencia de su existencia, de su composición y de su necesidad natural de vivir en sociedad. Esta reflexión fue lo que hizo que el ser humano se conociera como un “animal político”.

El proceso de individuación –o de toma de conciencia del “yo”- se generó a través del tránsito del mito al logos (2). Dentro de la conjugación entre estos elementos, entre religión y razón, iba produciéndose la conexión de oralidad con escritura; de divinidades telúricas y deidades olímpicas; del culto doméstico y el culto de la ciudad. Poco a poco, la mente del griego se fue abriendo, sucediendo lo mismo con su cosmovisión.El acontecer histórico va reflejando cómo el ser humano, desde su reflexión interior, va acercándose a concebir su eterna condición de “animal político”: la política es lo que le da sentido a la vida de cada individuo. El descubrimiento de la presencia del logos en el interior de las personas, generó en la mente del ser humano la duda existencial, transformando su antigua visión del mundo circundante.

Esta cosmovisión estaba ligada a lo palpable, concreto y visible –podríamos decir, incluso, que estaba vinculada a lo biológico-. La “individuación” presentó una dimensión universal: se trata de una concepción de vida más abierta y más cercana a fuerzas abstractas. Esta abstracción le otorgó al hombre la creatividad y la imaginación. Se desató en el ser humano una nueva realidad, verdad que no estaba sólo en lo tangible, sino también en lo pensable(3).

Dada la aparición de esta nueva imagen del mundo, el griego fue capaz de notar que no sólo se convive con la familia, sino que también se vive junto a un grupo mayor de personas, que con los años hemos ido llamando “sociedad”. Todo hombre necesita, por su condición natural, de esa sociedad. Para lograr una adecuada convivencia entre quienes forman parte de esa agrupación, cada persona elaboró en su interior la significación de límite y libertad. De esta forma, el griego llegó a la conclusión de que, así como tiene derechos por los cuales reclamar, posee deberes que debe cumplir para respetar a su vecino. Para llevar una adecuada vida política –o una apropiada vida en sociedad- se necesita de la “sophrosyne”(4), concepto que a veces llevaría al hombre a conseguir la “areté”[5].Para poder constatar la esencia política del hombre, el proceso de individuación debió exteriorizarse. De ahí que podamos realizar la siguiente conexión:

Individuación (duda)----Logos (razón)----Palabra (poesía)----Acción (animal político)

Logos se hizo palabra, mediante la enseñanza de los sabios y poetas, y debió llevarse a la acción, donde todos debieron procurar una adecuada convivencia en sociedad. Pero esto no lo hacía el ser humano sólo, sino que necesitaba de la recomendación de los dioses.

Es por eso que se habla de que la polis(6) era tanto política como religiosa: el logos se constituyó a partir de una dialéctica, de una dualidad, entre los elementos de la Naturaleza y el hombre. Esta dualidad le dio un dinamismo al universo y, por lo tanto, unidad a la familia. Finalmente, le dio un vínculo a la humanidad entera.Si bien, en la actualidad, ya no se encuentra presente este mismo sentido de vida[7], hay algo que heredamos de la cultura griega y que es la base de la sociedad occidental. Esa herencia no llegó hacia nosotros como influjo, sino –tomando en cuenta que de ellos nos separan la distancia y las vicisitudes de la historia- como presencia. Se trata de la crisis, de esa agonía generada en el interior del ser humano que lo llevó a una lucha constante entre “ethos” (saber) y “pathos” (padecer)(8), intentando mantener la armonía y equilibrio dada por la “sophrosyne”.Sabemos que no somos los únicos; tomamos conciencia de nuestra existencia y de nuestra esencia.

Necesariamente entramos en un proceso de duda existencial, de crisis y de lucha interna. Ése es el legado griego. Eso es lo que lo hizo ser griego y no otra cosa.

Todo el proceso de individuación que marcó la vida en sociedad, la esencia del hombre como ser político y la conformación de Estado, definido como una ciudad autónoma, autárquica e independiente, ha llegado como presencia a nuestros días, gracias a la persistencia que tuvo en las culturas pasadas. Como hemos afirmado muchas veces a lo largo de este estudio, la Historia está compuesta por dos elementos: continuidad y cambio. El primero mantuvo lo esencial de la cosmovisión griega, configurando a esta civilización como la cuna de occidente. El griego fue quien nos dio las bases de la educación, disciplina a través de la cual se puede tomar conciencia de la situación de cada individuo en la Tierra. Esta educación se gestó a través de sabios y poetas, como Homero y Hesíodo.Actualmente, la teoría plantea que la política se concibe como una forma de administrar, dirigir y ordenar una sociedad. En esta esfera se generan los vínculos de mando y de obediencia. A través de estos lazos nacen la cohesión social, la identidad de la agrupación y la garantización de su permanencia en el tiempo. Las decisiones políticas las toman algunos, pero afectan a toda la comunidad. Por ello, en este ámbito se escapa todo aquello que se defina en base a las relaciones particulares.

Como hemos dicho, lo anterior ocurre en la teoría; Sin embargo, ¿qué sucede en la práctica?Creemos que, en la actualidad, muchas veces la acción política se ejerce para la obtención de intereses particulares, disminuyendo la propuesta de objetivos más amplios, que formen un consenso en las distintas agrupaciones. Al ser la Historia cambio en la continuidad, el significado de política va transformándose con la evolución de las diferentes sociedades y con el paso del tiempo.

Vamos a estudiar a aquellos personajes que constituyeron los pilares del pensamiento político de San Alberto Hurtado. Se dedicará una sección especial al quiebre entre los conceptos “política”, “moral” y “religión”, impuesto principalmente por la obra de Nicolás Maquiavelo. El pensamiento político occidental tiene su base en el mundo griego. Refiriéndonos a aquellos que fueron los pilares del pensamiento de San Alberto Hurtado, y tomando en cuenta la religión que ellos profesaban, notamos que el hombre cristiano no es el griego, aún cuando persistan en él ciertos aspectos de su pensamiento, especialmente lo referente a su concepción política, significado estrechamente vinculado a la religión.
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(1) Hurtado. Op. cit. Moral… p. 116.
(2) A nuestro parecer sería más propio hablar de fusión entre mito y logos, ya que, si bien el ser humano tomó conciencia de su existencia, no dejó de lado el aspecto sobrenatural y religioso.
(3) Cfr. Vernant, Jean Pierre. Los orígenes del pensamiento griego. (1962, 1992) Editorial Paidós, Barcelona, 1998.
(4) Para los griegos, Sophrosyne correspondía a la mesura, equilibrio y armonía; la Hybris, en cambio, era la desmesura.
(5) Areté significa la excelencia.
(6) Esto es, la Ciudad o Estado que conformaba a la sociedad griega.
(7) Podemos afirmar esto, ya que observamos que la política no lo abarca todo.
(8) Las definiciones de estos dos conceptos son nuestras.

2 comentarios:

Francisco dijo...

Hola Ángela...

No voy a comentar por ahora, pero estaré revisando tu blog y posteando comentarios. Siempre es una lata que nadie postee en los blogs que con tanto esfuerzo uno realiza. Mi blog está absolutamente vacío de comentarios. Quizás después te envíe el link del mío.

un abrazo

Pancho Belmar

Angela Novoa dijo...

muchas gracias pancho por tu apoyo moral....