sábado, 7 de julio de 2007

San Alberto Hurtado, el bien común y la Teología de la Liberación



Viendo imágenes como ésta pensamos que el padre Hurtado puede ser considerado una figura de carácter político, tomando en cuenta que su pensamiento y acción social trajo como consecuencia su actuar en la política del bien común. Entonces, es necesario entrar en la discusión sobre la obligación de todo cristiano -y, más aún, de todo sacerdote- de participar en la política del bien común y, como diría el padre Hurtado, no desentenderse de ella.

Si comprendemos política como la acción por el bien común, San Alberto Hurtado sí fue una figura política; para la Iglesia Católica fue un sabio y un santo y, por ello, no pudo dejar de lado su participación en los problemas que obstaculizaban el logro del bienestar integral del ser humano.

En cambio, si entendemos la política relacionada pura y directamente con el ejercicio del poder, comprendemos que San Alberto Hurtado no era una persona de este tipo; sabemos que, mientras ejercía su sacerdocio, tampoco formó parte de ningún partido político. Su mayor preocupación se centró en su lucha por mejorar las condiciones de vida de los pobres. Esto lo hizo mediante la fundación del Hogar de Cristo y de la Asociación Sindical y Económica Chilena (ASICH), ayudando tanto al indigente como al trabajador.
Además, San Alberto Hurtado fue un hombre que basó sus estudios en pensadores como Santo Tomás y San Agustín. Gracias a ellos pudo elaborar una propia significación de bien común, justicia social y política.

En cuanto a su propio significado de política, nuestro santo diferenciaba entre dos tipos: “(…) la gran política, o política del bien común, y la política de partidos, grupos de hombres con sus dirigentes, sus programas, sus métodos de acción en que se dividen los ciudadanos para tratar de realizar en forma correcta el bien común temporal”(1).

En este blog pretendemos incorporar y analizar diferentes conceptos desarrollados por el padre Hurtado que se relacionan con la política. Este hombre propuso una definición clara tanto de este término como de "justicia social" y de "bien común". Estos conceptos hacen necesario el análisis de otros vocablos, tales como "opción por los pobres" y "liberación". Este último término, quizás, no está claramente desarrollado como categoría por el padre Hurtado, pero sí se deduce a raíz de su pensamiento y acción social.

Otro tipo de cuestionamientos ha girado en torno a la relación del pensamiento de San Alberto Hurtado con postulados de la TL. Como hemos dicho, si esta vinculación existe, es necesario situar a San Alberto Hurtado como un precursor de esta forma de hacer teología. Podría afirmarse esto, ya que tanto este personaje como sacerdotes que formaron parte de la TL, además de referirse a conceptos como "opción por los pobres" y "liberación", han hablado de la necesidad de un cambio de estructuras en la sociedad.

Paro, referirnos a este vínculo debemos comprender en qué consistió la TL. Nosotros proponemos que existe más de una expresión para este fenómeno. Estas manifestaciones serán explicadas. Definiremos TL, diferenciando entre su significación primera (que denominaremos “intuiciones”) y la surgida como consecuencia de las experiencias en los diversos contextos latinoamericanos (2) que, muchas veces, hizo que el fenómeno adoptara al marxismo como modo de interpretación de la realidad. Además, proponemos que, si bien el padre Hurtado no ha sido citado en las conferencias del CELAM(3) o por los principales exponentes de la TL latinoamericana, como Leonardo Boff y Gustavo Gutiérrez, haciéndonos comprender que no existe una vinculación directa entre el padre Hurtado y este movimiento, notamos una clara relación entre su pensamiento y las intuiciones de la TL. Esta analogía permanece en el tiempo como continuidad en la Historia.

Basándonos en la definición que poseen sacerdotes como Felipe Berríos, s.j., y Jorge Costadoat, s.j., sobre este fenómeno, definiremos TL, en su significación primera, como una teología que nace de la práctica, no de la teoría, que libera al pobre desde el mundo. “La Teología de la Liberación se inspira en un modo de hacer teología, que es propio del Concilio Vaticano II, especialmente del documento ‘Gaudium Et Spes’. Lo que se pretende reflexionar es la acción de Dios en la historia. Es una visión crítica de la praxis histórica a la luz de la fe. Esa es su base”(4). Pero, además, estos sacerdotes, basados en lo propuesto por Gustavo Gutiérrez, afirman que es necesario hablar de dos momentos de la teología, el acto primero (como motor del cambio social y de la liberación de los pobres) y el acto segundo (la reflexión sobre eso). Más adelante profundizaremos en esta definición.
Como nos dice Phillip Berryman, el surgimiento de esta nueva interpretación de la Iglesia en América Latina tuvo sus orígenes durante la primera mitad del siglo XX, donde el catolicismo comenzó a mostrar sus voces frente a los problemas sociales. “Una señal fue el crecimiento de los movimientos de Acción Católica entre obreros y estudiantes”(5). Dentro de estas corrientes participaba San Alberto Hurtado, como estudiante de derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile y más tarde como jesuita.
El padre Hurtado fue un hombre que actuó y optó por los pobres, creando instituciones como la ASICH. Pero, además de eso, San Alberto Hurtado dedicó gran parte de su tiempo a la transmisión de sus ideas mediante la escritura. Como veremos más adelante, en este blog queremos proponer que San Alberto Hurtado puede ser considerado un precursor de las intuiciones de la TL.
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(1) Hurtado, Alberto. Moral Social. Obra Póstuma del Padre Alberto Hurtado, S.J. Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2004. p. 116.(2) Estamos conscientes de que la Teología de la Liberación no sólo es un fenómeno latinoamericano, sino que se desarrolló en otros lugares del mundo como África y Asia. Sin embargo, al ser el padre Hurtado un chileno, nos referiremos únicamente a lo sucedido en nuestra región.(3) Consejo Episcopal Latinoamericano.
(4) Enrtevista a Jorge Costadoat, 21 de Noviembre de 2006. (5) Berryman, Phillip. Teología de la Liberación: los hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros lugares. Editorial Siglo XXI, México, 1989. p. 16.
(6) Mifsud, Tony, s.j. El Sentido Social: el legado ético del padre Hurtado. Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2005. p. 7.

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